REVISTA OKEY

Las revistas son una compañía especial, la lectura amena, historietas. Cada revista es un símbolo del tiempo en que fue editada.
En mi casa tenemos dos tomos empastados de revistas Okey del año 1953.
Es genial esta revista, ya que en ese tiempo no existía la televisión en Chile, y esta revista ocupaba su lugar ya que estaba conformada por historietas, series de aventuras, novelas que salían semana a semana.
Estaba la historieta de Pantera Rubia, una joven que vivía en la selva, que era acompañada por el explorador Fred, el nativo Matus y el orángutan Tao, que vivían entretenidas aventuras en la selva.
Había una serie que se llamaba Lo que el mundo verá un día, donde el protagonista se llamaba Zoltan. Era una serie de corte espacial, en un capítulo los marcianos invadían la tierra, pero los terrícolas finalmente ganaban.
Habían novelas románticas como Juguetes del destino, El cielo está en tus ojos, Perfidia, El dolor de una vida entre otras.
Dos clásicos, una se llamaba Los tigres de Mompracen, eran las aventuras de Sandokan el tigre de la Malasia.
Y un clásico, las aventuras de Flash Gordon, con sus historias interplanetarias. Llama la atención la visión que se tenía en esos tiempos de la era espacial, cuando el hombre aún no pensaba en llegar a la luna. Pero acá veíamos fabulosas naves espaciales.
La guinda de la torta para el final, dos creaciones del dibujante Pepo, una eran las aventuras de don Tarugo, un simpático personaje junto a su familia, su esposa Tremebunda, su hija Pamela y su hijo Cacho. Era notable don Tarugo.
Lo mejor para el final, cada semana salía una historieta de una página de Condorito, un clásico de la cultura chilena. Es notable este personaje creado por Pepo. Los chistes eran una visión de aquellos años. La casa de Condorito se alumbraba con vela. Condorito iba a la barbería. Condorito llamaba por un teléfono público que tenía los circulos con los hoyitos de los números. Genial Condorito.
Cada revista es un registro de una época, y en esos tomos de revistas Okey vemos el Chile del año 53. Es especial leer esta revista después de más de 50 años.
Doy gracias a Dios por estas revistas, por que nos muestran como se entretenía una lejana generación, y como el papel reemplazaba a la televisión que aún no llegaba a Chile.